Stefan Zsaitsits 

DOS

La noche brutal y negra. Yo torpe y fundamental.
En mis manos convulsas las esquirlas floreciendo. Madre, aún no he dejado de llorar porque el alba y el frío colorean de azul los corazones de los muertos. Me han quitado el otoño: lo único vivo en la memoria de mis manos.


*
Es un muro la veta más preciada de blancura. Los ojos abriéndose pero para adentro. El alma abriéndose pero para adentro. Cómo se explica lo que pulsa bajo el esternón, esta cosa indicando que un puñado de estrellas jamás podrá acunar la Luna. Lo que somos. Lo que nunca fuimos: esta sed hueca, honda, indomable. La locura en saciedad. El miedo en saciedad.

La muerte danza en todas las constelaciones del cielo y yo lucho apenas contra la inmovilidad de mis huesos.



Quiero fallecer a la luz del desgarro.