Stefan Zsaitsits |
LO HIPODÉRMICO
Madre, y acaso porque no sé
hablarte me hago pedazos contra la luz y tu cuerpo. Esto naciendo se llama
hacer el adentro, ahuecarse en el otro y fecundarse azul como si incluso uno
supiera hendirse. Entonces estás triste: no se puede hacer el fondo desde esta
brutalidad que nos atenta. ¿A dónde la calidez de los brazos que supieron
contenerte? Padre no está y mis brazos no saben ahondar en tu nostalgia.
Enseñame a nadar. A dar el paso. Espero nos muramos juntos en esta urgencia de
reconocer la vida, rompernos la carne en esta tristeza lúcida que somos
floreciendo.