Stefan Zsaitsits |
EL ÚLTIMO APAGUE LA LUZ
Oh, ser un capitán de quince años
Pere Gimferrer
Sin fuerzas de pertenecer un poco
al mundo
cuando es la vida me dejo caer:
acá empieza mi nombre y termina mi
sombra
hallarse de pronto con el cuerpo
tendido
tu nombre en el lugar de la
conciencia
contar uno a uno los años en el
pecho,
de golpe, sin pedir permiso a la
muerte.
Esto es la clemencia. Escribo
porque
me ahogo y ya no sé quién soy
porque soy el mismo, todavía.
¿Qué se sentirá escribir una
victoria,
tener las manos llenas?
Digamos que me voy.
Este es el exilio que hace de mi
cuerpo
una luz enorme donde enceguecer la
vida
una tumba azul para velar
lo que fue arrancado, a tientas,
de la tierra